Se había prometido a sí misma formar una familia, darles todo el amor a sus hijos y nunca abandonarlos, no los dejaría solos como lo hicieron con ella. Entre las enseñanzas que creía primordial inculcarle a un niño estaba jamás perder la esperanza, pero era irónico ver que ella la había perdido ya desde hace mucho.
—¿Pueden salir? Quiero estar a solas. —Camila, cabizbaja, habló pausadamente mientras se recostaba en la cama. —Aunque, pensándolo bien, quiero hablar con Hana.
La Omega mencionada no dijo nada, no era como si quisiera hacerlo realmente. Adrien la observó, sin decir nada, esperando su opinión al respecto.
—Está bien, me quedaré con Camila. —Hana se obligó a sonreír una vez más para asegurarse de que el Alfa no notara nada extraño en su actitud. Debía ocultar el vacío que comenzaba a invadirle, pero callar su dolor era incluso peor. Quería encerrarse y llorar.
Cuando el pálido asintió y abandonó la habitación seguido de Gabriel, ella siguió esforzándose por mantener su sonri