Capítulo 38. ¿Qué sucedió realmente?
Cinco minutos Henry veía la pantalla de su teléfono con preocupación mientras conducían en dirección a aquel hospital.
El completo silencio no les conducía a nada más que angustia. Desde hace rato llevaban viendo cada uno en una dirección diferentes y sin pronunciar ni una sola palabra.
Henry no despegaba la vista del camino y del GPS mientras seguía la dirección a que al hospital. Y Ofelia no paraba de mirar los árboles y el paisaje pasa rápidamente por el espacio de su ventana.
Ambos se sentían preocupados pero más que preocupado se sentían culpables. Ellos habían sido quienes los enviaron a ese bosque con el único fin egoísta de que se reconciliaran y habían acabado heridos.
Unos minutos después el GPS se logró romper el silencio entre ambos y marcó el aviso de que estaban cerca de su destino.
Algo que le robó el aliento a la señora que se llevó una mano al pecho y luego dijo:
—¿Cómo crees que esté ella? —sus ojos estaban húmedos y la voz le salió entrecortada—. Se supone que tenía