CAPÍTULO DIECIOCHO. INTERROGATORIO.
Pero solo hasta que hace lo que menos pensaba y se dirige hacia el ring para batirse en un duelo contra el moreno ¡ay Dios estoy excitada!
— ¡John, espera! – los tacones me impiden correr y ese rubio loco no gira a mirarme — ¡maldita sea John! – grito y veo unas cabezas girar.
Mi gigante particular voltea a verme con un sonrisa insolente y abre los brazos, pongo los ojos en blanco mentalmente porque parece un niño o mejor aún un tigre blanco marcando el territorio.
¡Y me pertenece!
— ¿Me desearás suerte amor? – golpeo su pecho e inclino la cabeza hacia atrás para poder mirarlo a los ojos.
— ¡Idiota, no es gracioso! – sonrío forzado — ¿qué coño harás? – alza las cejas.
— ¿Y tú que crees? Pues pelear con un contrincante digno – niego.
— Se harán daño – asiente.
— Esa es la idea, nadie te lleva a la cueva del lobo y se va de rositas mientras yo exista – típico de un hombre como él y quiero azotarlo por ello, pero sus hermosos cielos me engullen — además voy a interrogarl