CAPÍTULO DIECISEIS. RECLAMOS SIN OBJETIVOS.
Despierto sobresaltada, el corazón me golpea contra las costillas y el pulso me ahoga. Me encuentro entre sábanas de seda, el aroma es diferente al mío, pero conocido. Estoy en el ático de John. Poco a poco todos los recuerdos vuelven a mi mente como flashes.
— Si tengo que amarrarla aquí, a la cama ¡lo haré, no lo dudes! – escucho la voz de mi gigantón o más bien de mi ex.
No sé con quién habla, pero está enfadado. Ya parece ser el estado natural de John en estos días. Sin embargo yo siento que he quedado desprolija desde el momento que me informó no poder...
¡Dios Santo! ¿Qué me está pasando?
— ¡Hola grandulón! – me mira con expresión seria al verme aparecer con su camisa blanca — ¿Qué pasa, qué hice ahora? – niega señalándome.
— Nada, de cualquier forma es mi culpa porque me he descuidado – se levanta de la silla donde se encuentra al lado de la barra de la cocina e ingresa a ella.
— ¿No estas siendo muy duro contigo? – indago preocupada en serio —. Tú mismo dijiste que esto p