CAPÍTULO TRECE. RIESGOS.
— ¡Me niego a que me mantengas encerrada John! – espeto furiosa.
Sé que estoy cerca de cruzar su línea entre la paciencia y el control que mantiene, pero soy un ente operativo y hoy a casi una semana del incidente, creo que moriré de aburrimiento y soledad.
— ¡Obsérvame! – sale de la habitación cerrando la puerta casi en mi rostro.
Salgo furiosa mirando hacia todos lados, lo escucho en la cocina manipulando los fogones como un chef profesional. No ha salido del apartamento en toda la semana, dicta órdenes a todos sus chicos por teléfono y se mantienen al día por medio de cámaras y computadoras.
— ¡Escucha! – no responde, pero sé que me ha escuchado —. Lo siento mucho ¿de acuerdo? Soy una mala persona y...
— No me vengas con esa m****a de excusas Anette, dame respuestas, verdades, necesito un caso, evidencia de donde puedo encontrarlo y asesinarlo a sangre fría, no necesito detalles... solo una dirección – niego.
— ¡Tú no eres una asesino! – lo señalo —. Me niego a perderte ¿entie