—Tienen razón que se parece a mí —asintió sonriendo complacida, y agregó, confirmando mis temores—. Soy Olena Haugenmor, Reina del Norte. Puedes llamarme Majestad. ¿Qué eres, muchacha?
—Dice que es humana, pero tiene gusto a lobo —dijo una de mis captoras.
Olena inclinó su cabeza un poco más hacia su hombro. No la vi mover su mano, pero al instante siguiente una garra se cerró en torno a mi nuca, empujándome hacia adelante, hacia ella. Un dolor repentino, ardiente, me paralizó cuando hundió sus colmillos en el costado de mi cuello. Succionó un momento antes de soltarme, y volvió a enfrentarme relamiéndose con otra sonrisa.
—Es cierto. No tan sabrosa como mi nueva mascota, pero sabe muy parecido a él.
Me sentí desfallecer al escucharla. ¿Habían capturado a un lobo vivo?
—No deberíamos demorarnos aquí —dijo entonces una de las amazonas que me capturaran—. Al atardecer pasaron tres lobos hacia el norte. Dos negros y uno pardo. Venían con la nariz cont