La Reina Recupera Su Trono.
Así que, sin perder un instante, les pidió a los hombres que subieran a Mateo al auto. Luego ella tomó asiento y partió de inmediato hacia el hospital. Al llegar, salió disparada del vehículo y entró corriendo al centro de salud pidiendo ayuda a gritos. Todas las personas la observaron muy sorprendidas y preocupadas, pero Valentina, cegada por los nervios y el temor de que Mateo muriera, no prestó atención a las miradas. En ese instante, dos enfermeros sacaron una camilla y corrieron hacia el auto. Valentina, totalmente desesperada, les suplicaba:
—¡Por favor, no dejen que muera, se lo ruego! Lleva mucho tiempo perdiendo sangre. ¡Se lo suplico, no dejen que muera! —dijo con desesperación.
Los enfermeros subieron a Mateo a la camilla y se lo llevaron de inmediato al interior del hospital. Valentina intentó seguirlos, pero la detuvieron. Así que en ese instante comenzó a frotarse las manos con angustia mientras su mirada vagaba por todas partes, consumida por el pánico. De pronto, d