Ana tiene sed de sangre. No solo desea matar a Camille, sino que Clara le ha explicado que: le harían mucho más daño a los Romanov secuestrando, torturando y asesinando a Emily Campbell. La protegida de Nicolay, la mujer a la que todos defienden.
—Deberías irte a descansar —la voz de Clara suave y maternal llama la atención de Ana —. Te ves exhausta.
—No tengo idea de lo que significa esa palabra, no desde que Rixio estaba condenado en aquella casa —responde Ana con voz lastimera, un susurro apenas.
—Lo sé, nadie descansó desde entonces —dice —. Estas embarazada, debes pensar en tu hijo, Ana —niega.
—No lo quiero —espeta —. Sin Rixio no quiero nada, no quiero vivir —la mirada de Ana está perdida por completo.
Un par de círculos violáceos alrededor de sus ojos delatan el infierno por el que está pasando. Si bien, Rixio Maldonado no era el mejor hombre del mundo, al principio ella se casó con el completamente enamorada. Deseaba una familia con tres hijos, una casa cómoda para ellos y