-¿No te gusta el cuarto?
-Bueno, no es que sea feo, pero... no, la verdad no mucho. Me siento como si estuviera en la habitación de una niña.
-¿Y por qué no dijiste nada antes?
-La verdad es que, digamos que no te sentía demasiado accesible como para ser completamente honesta.
-¿Y qué cambió?
-No lo sé con certeza, solo sé que has estado actuando diferente de forma sutil y que, por alguna razón, siento que puedo abrirme más contigo que antes. No es que anteriormente no me pudiera expresar contigo o que pensara que no podía hablar de forma honesta completamente, es solo que, creo que las experiencias que has estado viviendo, aunque hayan sido horribles, te han ayudado a ser un poco más receptiva, quizás.
-Puede que tengas razón.
-Eres más tranquila, no gritas demasiado y hasta se puede mantener una conversación más profunda sin que te "aburras" y quieras en seguida cambiar de tema.
Esas palabras me dejan muda por un momento, dejándome ver que he estado siendo "demasiado" yo en el ú