Mi bala le hace saltar el arma de la mano, incluso noto que perdió un dedo, y antes de que reaccione de nuevo o intente sacar alguna otra, le doy dos tiros más: uno en el hombro y otro en la rodilla, ninguno letal. Con eso hecho, prácticamente salto hacia él y pateo su cabeza, haciendo que quede desmayado.
Cuando ya no se mueve, respiro profundo y me quito el cabello de la cara, revisando que todo esté quiero y en su lugar.
Al mismo tiempo, Mailena se acerca luego de levantarse con un poco de dificultad debido a la cinta que aún sostiene sus brazos. Su mirada molesta se intercala entre Demetrius y yo.
-¿Por qué lo dejaste vivo? ¡Él ya debería estar muerto!
-Aún lo necesito con vida.
-¿Por qué? ¿Estás loca o qué?
-Porque esto todavía no termina, y quiero todos y cada uno de los datos y ubicaciones de sus seguidores que pueda conseguir para exterminarlos definitivamente. Cuando salgamos de éste sitio, él va a convertirse en algo así como un juguete masticable para perro, solo