Punto de vista de Armonía.
Caí de rodillas junto a Mística, sin mirar a Joel que estaba tosiendo y ahogándose con su propia sangre. Moví mis manos temblorosas para revisarla. Mi mano se deslizó hacia su pecho, sintiendo algo cálido y resbaladizo.
Él le disparó; ella recibió la bala que era para mí.
—Mística, no, no, no, no. Consigue a alguien que ayude. Él le disparó. Vamos, chica, vas a estar bien. —dije aunque en el fondo sabía que me estaba engañando.
El doctor se acercó, arrodillándose a mi lado y revisándola.
—Aquí, déjame ayudar. Necesitamos detener la hemorragia, pero necesita a alguien que sea veterinario y que se especialice en grandes felinos. —dijo mientras presionaba la herida de Mística.
—¡Tanque, él solía trabajar en el zoológico! Él sabría. ¡Papá, trae a Tanque aquí ahora! —grité mientras pasaba la mano por el pelaje de Mística. Ella no estaba gimiendo ni aullando, estaba quieta, solo mirándome. Estaba jadeando con fuerza, pero estaba tranquila.
Odiaba lo que tuvo que so