—Niña, no. Eso no habría servido para nada. Lo que hiciste cuando te negaste a matarla es más de lo que haría la mayoría después de todo lo que has pasado. Por eso, cuando volvamos a casa, quiero que me reemplaces en el club. —lo miré conmocionada.
Negué con la cabeza, no lo quería.
—No, papá. Ese lugar es de Rodri. Recién salí de las Madres de la Venganza. Quiero tener una vida tranquila, papá. He matado a más gente de la que puedo contar. No quiero volver a eso, papá. Por favor, comprende. —le dije y él asintió.
—Ya hablaremos de esto en casa. Ahora mamá necesita recuperarse. —suspiré, sabiendo que no iba a dejar pasar esto.
—¿Cómo está Luna? —pregunté cambiando de tema. Miré a Rodri, Daniel y Dylan mientras hablaban con la policía, y el tío Nate y ahora también había llegado el tío Nico. Sin duda la policía de aquí no se iba a meter. No era como si el apellido Moreno no fuera conocido en todas partes.
—Va a vivir. Después la van a transferir a una institución en casa. Necesita ayuda