Punto de vista de Daniel
¿Mi tía? ¿Mi tía Victoria, la misma que huyó hace más de veinte años? No, me negaba a creerlo. Miré a Alonso.
—¿Tú eres el hombre por quien abandonó a mi familia? —Le pregunté mientras avanzaba un paso. Me miró con su único ojo bueno.
—Sí, pero lo creas o no, la amaba. Todavía la amo, pero ella creía que lo que yo hacía para alimentarnos, vestirnos y mantener un techo sobre nuestras cabezas era inmoral e incorrecto. —Apreté los puños y mis dientes rechinaron tanto que sentí que se romperían.
—Traficar con mujeres y niñas es incorrecto e inmoral. Entonces dime, Alonso, ¿por qué ir tras de mí? Somos familia. —Pregunté, aunque las palabras me quemaron la lengua como ácido. Me sentía enfermo de solo pensar que estaba emparentado con ese cabrón. Mi cerebro comenzó a funcionar, eso significaba que Román era mi primo. Vaya, eso se ponía cada vez mejor.
—Porque no soportaba la idea de que un Fuentes hiciera lo que yo hago, pero legalmente. Ganabas más dinero y te resul