—Cuidado con esa mirada, hijo. Serás el vicepresidente de Rodri cuando se convierta en presidente.
Bufé contra mi botella.
—Debería ser Rebel. —Dije, y él murmuró en señal de acuerdo.
Rodrigo Jr., o Rodri como todos lo conocían, quizás era el único hijo varón de Ángel y Salvaje, pero no tenía ni idea de cómo dirigir el club. Vale, solo tenía dieciocho años, pero aun así. Los hermanos empezaron a perder el respeto por Salvaje después de lo que le pasó a Rebel.
Todos lo vimos suceder. Cuando nació Luna Cielo, la dinámica familiar comenzó a cambiar; ninguno de ellos tenía tiempo para Rebel. Aunque Rebel siempre estaba ahí para su hermanita, simplemente la dejaban con otros. No lo recordaba, pero me lo habían contado y mis padres no mentirían sobre eso. Luego, cuando llegó Rodri poco más de un año después, todo empeoró. Rebel quedó abandonada a su suerte; lo único que quería era el amor de sus padres, pero su atención estaba en otra parte.
Rebel pasaba más tiempo en nuestra casa, o con Es