—¿Claro, por trabajo? ¿A qué hora? —pregunta jugando con sus cejas perfectas, su voz ronca me hace estremecer. Tal vez sea una mala idea. Aunque, por otro lado, podría funcionar. Como clienta, tendría mejor oportunidad de ver lo que está pasando.
—El club abre a las nueve, así que ¿qué tal si llegamos como a las once? —pregunté, insegura de los horarios. Demonios, normalmente a esa hora ya estoy acostada. ¿Cuándo se volvió tan rutinaria mi vida? Ah, claro, desde que tengo una hija. Incluso cuando tenía Eclipse, me acostaba temprano con Rebel a menos que necesitaran que cubriera algún turno.
—Suena bien. ¿Quién cuidará a Rebel? —preguntó, y mientras pensaba a quién podría pedírselo, sacó su teléfono del bolsillo trasero de sus jeans, tecleó algo y se lo llevó al oído sin dejar de mirarme.
—Oye, ¿podrías quedarte con Rebel hasta mañana por la noche? —Parpadeé intentando averiguar con quién estaba hablando. Sus padres estaban en una ruta, Coral tenía las manos llenas con Diego, Joshua y B