Capitulo 79
El fuego avanzaba con rapidez y las paredes comenzaban a crujir, pero yo seguía forcejeando para liberarme del agarre que me mantenía clavado en el sitio. La observé horrorizado, ella también me vio, sonrió e intentó correr hacia mí. En ese momento, las paredes se desplomaron hacia adentro. Negué con la cabeza, eso no podía estar pasando.

“¡Déjame ir! ¡Puedo llegar hasta ella! ¡Por favor, Ivar, suéltame, joder! ¡Ángel!” Grité al mismo tiempo que todos los demás.

El granero crujió y, con espanto, vi cómo el techo colapsaba. Caí de rodillas mientras Teagan gritaba. Las lágrimas corrieron por mi rostro al ver que el granero ardía por completo.

El impacto fue demasiado intenso. Me puse de pie y de una patada, logré soltarme de Ivar, que gruñó, salí tambaleándome para intentar llegar hasta ella. Las sirenas aullaban a lo lejos, pero no podía esperar tanto. Corrí y trepé por zonas que aún no se habían quemado, tosí mientras el humo espeso y tóxico me envolvía.

Descendí, quemándome el brazo
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