Luis Jiménez notó que ella estaba visiblemente desanimada, así que prefirió no insistir con más preguntas.
—Tania, parece que hoy te toca pagar la cena, ¿eh?
El comentario provino de uno de los tipos en la mesa, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
—Solo tuve una pequeña discusión con mi novio —respondió Tania, con evidente molestia—. ¿O es que tú nunca te peleas con tu novia?
—Hace un par de días me encontré a Sergio Villa. Andaba con su nueva novia escogiendo anillos de compromiso. ¿Todavía crees que vas a volver con él?
A Tania se le alteró un poco la expresión.
El sujeto continuó:
—Me contó que tronaron por lo del departamento. Que como no te pudo cumplir el capricho de comprarte algo en el centro, lo mandaste a volar. ¡Qué interesadas son ustedes las mujeres! Tantos años de relación y los tiran a la basura como si nada.
—Esos son asuntos nuestros, ¿a ti qué te importa?
Ella estaba furiosa.
—Sergio viene de una familia humilde, y tú lo sabías desde el principio. Consiguió un