Al día siguiente, ver a Gabriel puso a Regina de pésimo humor. A pesar de todas sus protestas y discusiones de los días anteriores, no había logrado que se fuera, por lo que no le quedó más remedio que ignorarlo.
Después del desayuno, él le preguntó por sus planes del día. Ella ya le había delegado todo el trabajo de la tienda a Verónica, pues pronto se incorporaría al equipo de producción y su intención original había sido tomarse unos días para descansar.
Su plan era quedarse en casa, leyendo o viendo alguna serie, pero con la presencia de él en el mismo espacio, sentía que no tenía más opción que salir a trabajar.
Cuando escuchó que iba a la tienda, se ofreció a llevarla en el auto. Ella sabía que, aunque se negara, él encontraría la forma de obligarla a subir. La diferencia de fuerza física entre ellos era una realidad que ya había experimentado en carne propia.
Una vez en el auto, se abrochó el cinturón de seguridad y se recostó contra el asiento, con la mirada fija en la ventani