Capítulo 661
La repentina atención de todos en la mesa se centró en ellos.

Regina se tensó. Se mordió el labio y levantó la mirada hacia la cara atractiva y bien definida del hombre a su lado, tratando de contener su enojo.

—No se me antoja, gracias.

Apartó el pastel que él le ofrecía y tomó el que ella misma se había servido, uno de fresa.

Regina ya había visto un pastel de maracuyá. Sabía que en hoteles de esa categoría usaban fruta de verdad y se le antojaba muchísimo, pero el aroma era tan intenso que se quedaba impregnado en el aliento.

Y frente a todos, jamás comería algo con un sabor tan penetrante.

Gabriel la observó fijamente por unos instantes antes de desviar la mirada y continuar con su desayuno. Joel presenció la escena y ató cabos.

Como abogado, era muy observador con los detalles. Había dos sillas vacías, y Gabriel, sin dudarlo, había elegido la que estaba junto a ella.

Recordó lo que habían comentado y la excusa de él sobre la avería de su auto para poder llevar a la señora Valderra
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