Durmió hasta las tres de la tarde.
Regina calentó y comió la carne asada que tenía en el refrigerador. No se sentía nada bien, así que bajó a la farmacia por unas medicinas y de paso fue al supermercado a comprar algunos ingredientes.
Últimamente había estado comiendo en la calle y su estómago ya lo resentía; tampoco se sentía con la misma energía de siempre.
También tomó dos paquetes de toallas sanitarias.
—¿Ya viste que rompió su contrato con Wonder Cinema?
Regina escuchó la conversación y volteó. Vio a dos chicas hablando de pie junto a un estante cercano.
—¡Con razón no había aparecido para nada! Pensaba que estaba enfermo. ¡Qué buena noticia!
—Sí, ahora que ya no está con ellos, por fin es libre. Va a poder hacer lo que quiera, sin que lo obliguen a tomar trabajos que no le gustan. Y lo más importante, va a poder descansar.
—Ojalá anuncie algo pronto. ¡Me muero por ir a otro de sus conciertos!
—¡Yo también! Y la próxima vez, a como dé lugar, consigo boletos hasta adelante.
Las voc