—Señora Valderrama, ¿no había dicho que usaríamos atuendos a juego, como madre e hija?
—Ya habrá otra ocasión, ¡hoy te ves mucho más linda con este!
Alicia contemplaba el conjunto con una sonrisa de pura satisfacción. Su Regi era, sin duda, la joven más encantadora del mundo, y merecía que le ofreciera solo lo mejor. Pronto, Regi sería oficialmente su hija. Solo con esa idea, una alegría profunda y plena le brotaba del corazón.
Regina, que al principio albergaba sentimientos encontrados, al ver la sonrisa tierna y afectuosa en el semblante de la señora Valderrama, volvía a sentir un profundo apego por esa calidez.
...
La velada no se celebraría en un hotel esta vez, sino en la casa de los Valderrama.
Tal como había mencionado Alicia, solo había invitado a un círculo íntimo de familiares y amigos, a quienes Regina ya conocía.
En los círculos de la alta sociedad, este tipo de recepciones eran habituales; todas las familias las organizaban. Era un constante ir y venir de invitaciones, alg