Lo que Regina dijo había sido solo una broma, no esperaba que Sebastián se lo tomara tan en serio y le diera toda esa explicación.
—En serio, no me molestaría que fingieras un romance con alguien por publicidad. Sé que es parte de tu trabajo.
—Pero a mí no me gusta. Ahora tengo novia.
Aunque había dicho que no le importaba, escuchar lo mucho que él se preocupaba por ella la hizo sentir muy bien.
—No soy de las que se ponen celosas por cualquier cosa, no tienes que andar con miedo de que me vaya a enojar. Mientras no hagas nada fuera de lugar, todo va a estar bien.
Con un aire muy formal, enfatizó:
—En serio, soy muy comprensiva.
Sebastián asintió. Se quedaron mirándose el uno al otro, y de pronto se quedaron en silencio.
—Ya deberías irte. De seguro dejaste un montón de trabajo pendiente por nuestra cita. No hagas que Leo se preocupe de más.
—Espero a que subas y ya después me voy.
Regina asintió y se dio la vuelta para entrar. Después de unos pasos, se detuvo y volteó a verlo. Sus mir