Esa entrevista fue publicada en redes sociales, y el asunto de la casa de los Morales no tardó en exponerse al ojo público. En ese momento, Regina publicó lo que había escrito. No lo hizo desde una cuenta secundaria, sino desde su cuenta principal.
Desde que Sebastián Rivas le dio el patrocinio para su línea de joyería, ya era una bloguera con cientos de miles de seguidores. Apenas publicó, fue compartida y comentada.
[Así que tú eres la pobre hija de la película, ¿eh?]
[Tu mamá se lo merecía, ¡era tan malvada! Si no fuera por ella, la madre de Mónica no se habría separado de su amado durante tantos años, ni habría sufrido tanto. ¿No sientes nada de remordimiento por Mónica?]
[¿Qué amante? ¡Ellos se amaban desde antes! Tu mamá fue quien le robó al hombre, quien se apropió de lo que no le pertenecía. ¡Tu mamá es la verdadera amante!]
[Antes te veía como alguien muy lamentable, pero ahora que lo veo, tú tampoco eres gran cosa.]
Al leer esos comentarios, tembló de la furia. Volvió a publi