—Quiero recuperar a Regina, así que ya no voy a meterme en tus asuntos.
La sonrisa de Mónica se desvaneció.
Suspiró.
—Gabriel, ¿en serio ya no podemos ser ni amigos por culpa de ella?
—No es buena idea que seamos amigos.
Hizo una pausa y cambió de tema.
—Mira, sobre tu guion… si lo dejas, te doy una compensación…
—Te estás pasando.
Lo interrumpió, con la voz alterada.
Él la miró, indiferente.
A ella se le llenaron los ojos de lágrimas y se las secó de prisa con la mano.
—Sabes que Regina me odia. No importa lo que yo haga, siempre se opone. Quiere destruirme, no soporta verme feliz. Y ahora, por ella, quieres que renuncie a mi obra. Me ofreces una compensación, pero si a ella se le antoja, me la vas a quitar con una sola palabra tuya. En el fondo, mi vida no te importa nada. Si se trata de Regina, ¡siempre la vas a defender a ella! No voy a dejar mi destino en tus manos. Aunque ya no me ayudes, yo puedo salir adelante por mi cuenta. Gabriel, yo tengo mis propios sueños, no soy como ell