—No la asustes.
Sebastián se volteó hacia Regina y le explicó:
—Es Leo Herrera, un amigo de la universidad. Es buena persona, solo que el físico no le ayuda mucho…
Leo protestó, indignado.
—¿Qué es esa forma de presentar a alguien?
—¿Dije alguna mentira?
Él lo miró con inocencia, como si no hubiera dicho nada malo.
—¿Cómo que el físico no me ayuda?
Leonardo estaba muy molesto. Incluso sacó un pequeño espejo de su bolsillo para revisarse.
—Pero si soy bien parecido, ¿o no? Digo, no soy un galán de telenovela como tú, pero al menos estoy pasable, ¿no crees? A ver, bonita, ¿tú qué opinas?
Regina observó aquella cara que buscaba su aprobación con desesperación, y tras morderse el labio para contenerse, no pudo evitar reírse.
—¿De qué te ríes? No me dejes así. ¿En serio estoy tan feo?
Leo puso cara de ofendido.
Al ver que ella sonreía, Sebastián se sintió más tranquilo.
Leo, que lo veía de reojo, se quedó sorprendido al notar el cambio en su amigo, como si su habitual seriedad se hubiera de