Capítulo 163
Fue un beso largo e intenso.

Al terminar, sintió que las piernas le temblaban y tuvo que apoyarse en su pecho para recuperar el aliento.

—No tenías hambre, ¿o sí?

Él la rodeó por la cintura con los brazos y rozó su frente con los labios, dejando en su piel un aliento cálido.

—Tenía que alimentarte a ti primero.

Regina captó la indirecta y alzó la cabeza para contradecirlo.

—¡Yo no tengo hambre!

La miró a sus ojos grandes y expresivos, y una sonrisa curvó sus labios. No discutió con ella sobre ese punto, sino que desvió la vista hacia la mesita de centro.

—Parece que te gustan mucho.

Siguió su mirada y vio los lentes de armazón dorado que había tomado de su habitación.

—Solo estaba curioseando.

Bajó la cabeza, hablando en voz baja. Bajo la luz, un sonrojo le cubrió las mejillas y se extendió hasta las orejas, haciéndola ver... adorable.

La observó, con la voz un poco más grave.

—Si te gusta algo, tienes que decirlo. Así tu esposo puede complacerte justo como quieres…

—¡Cállate! ¡No siga
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