—Si para ustedes vale más una adoptada que su propio hijo, ¡pues me largo de aquí!Maximiliano se dirigió hacia la puerta.
Su madre temblaba de rabia.
—¡Maximiliano, te vas a arrepentir!
Maximiliano vaciló apenas un instante, pero enseguida reanudó la marcha y salió a grandes zancadas.
...
Regina regresó a la tienda con unos tés helados.
El ambiente en la tienda estaba raro. Regina, extrañada, preguntó:
—¿Qué pasó?
—Acaba de venir la jefa a ver cómo iba todo.
Regina asintió. Andrea le había dicho que hoy pasaría a buscarla a la tienda.
—¿Y dónde está?
—Ya se fue.
Una compañera repartió los tés, les puso popote y, después de dar un sorbo, continuó:
—Hoy la jefa andaba de un humor pésimo. Se puso como loca, hasta le gritó a Vero y la hizo llorar.
—¡Ay, claro que no lloré! —protestó Vero.
—¡Pero si tenías los ojos rojos!
Otra compañera asintió también y comentó, todavía con algo de temor:
—Uf, sí da miedo cuando se enoja la jefa. Ni yo me atreví a decir nada. ¿No será que ya le va a bajar?