El cielo amenazaba tormenta y todo el mundo se apresuraba a volver a casa. Cada vez que el autobús paraba, una multitud se agolpaba para subir; la gente en la parada se renovaba una y otra vez.Al final, solo quedó ella.
Regina no sabía adónde ir.
Un Maybach negro se detuvo junto a la parada. La ventanilla bajó, revelando el rostro atractivo y familiar de Gabriel.
—Súbete.
Regina se quedó perpleja un instante, pero reaccionó con rapidez. Murmuró un "ah" casi inaudible, recogió su bolso y subió al asiento del copiloto.
Gabriel arrancó, alejándose de la parada.
Al ver la dirección que tomaba, Regina se apresuró a decir:
—Si quieres, déjame en cualquier hotel.
Y añadió enseguida:
—No tiene que ser de lujo, uno sencillo, de los económicos, está bien.
Gabriel detuvo el carro en un cruce y se giró hacia ella.
—¿Te peleaste con ella?
Regina se sonrojó y desvió la mirada.
—No... para nada... Es solo que Andi está con su novio y no quería molestar.
Su reacción delató la verdad y Gabriel intuyó l