Capítulo 158
Él le había prometido que le sería leal.

El ánimo de Regina por fin mejoró. Volvió a guardar el vestido en su lugar y cerró el cajón.

***

Aprovechando que Gabriel estaba de viaje por trabajo, contrató a unos instaladores para que colocaran el lavavajillas, el horno y todo lo que le faltaba a la cocina; de una sola vez, compró todo lo necesario.

En el balcón, instaló un tendedero, una mesita con sus sillas y solo faltaban algunas plantas para que quedara perfecto.

Planeaba ir al mercado de flores y plantas para ver qué encontraba, pues los precios en las florerías cercanas eran algo elevados y de seguro allá conseguiría algo más barato.

De pronto, sonó el timbre.

Se quedó inmóvil un instante, sin entender quién podría buscarla. Se preguntó si sería el asistente de Gabriel.

Fue a abrir, pero antes echó un vistazo por la mirilla digital y vio a la madre de él.

Se apresuró a abrir la puerta.

—Señora.

Silvia le sonrió con calidez.

—Regi, mi niña. Me dijo Gabriel que estabas solita en casa.
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