La mañana se levantó gris y pesada, como si el bosque mismo hubiese decidido cubrirse de un manto de silencio. La bruma se deslizaba entre los troncos, ocultando senderos y confundiendo los sentidos. Lyra se levantó con el corazón acelerado, todavía con esa sensación de peso en el pecho que ninguna noche parecía aliviar. Ragnar, como siempre, estuvo a su lado, aunque sus ojos de hierro ya estaban puestos en la reunión que se avecinaba.
En la gran sala, los esperaban Nolan, Danika y el Alfa Farkas. El líder lobo tenía el rostro severo, aunque sus ojos reflejaban un destello de firmeza, como si ya hubiese tomado una decisión antes incluso de exponerla.
—Después de lo ocurrido con los mensajeros —comenzó Farkas, su voz grave imponiéndose —, y tomando en cuenta que a mí no me han hecho nada directamente cuando he ido personalmente… debería ir de nuevo, pero está vez a solicitar una reunión con el Alfa de la manada Sur. Sé que es riesgoso, pero creo que es la única forma de evitar malenten