Salvia
El poder me atravesó como fuego estelar líquido, arrasando todo a su paso. Donde mi luz tocaba a los lobos mutantes, no solo morían: se desintegraban, su carne corrompida se convertía en cenizas que se dispersaban con el viento. Sus gritos antinaturales se cortaban abruptamente mientras la ola de poder recorría el campo de batalla, dejando solo silencio a su paso.
La onda se expandió, evitando instintivamente a nuestros propios lobos mientras eliminaba cualquier rastro de corrupción. Heridas que no sanaban comenzaron a cerrarse, las líneas negras retrocedían de las venas mientras la luz atravesaba a los guerreros heridos. Era más que curación: era una purificación que llegaba hasta los huesos, limpiando cualquier cosa antinatural de nuestras tierras.
Cuando la luz finalmente se desvaneció, mis piernas cedieron. El agotamiento de poder me golpeó como un impacto físico, cada célula de mi cuerpo se sentía abrasada por canalizar tanta energía pura. Empecé a caer, pero Carlos me atra