Salvia
El antiguo texto se desdibujaba ante mis ojos cansados mientras buscaba cualquier cosa que pudiera ayudar en nuestra situación. Había estado en la biblioteca desde el amanecer, rodeada de polvorientos tomos sobre la historia de las manadas sanadoras, con la esperanza de encontrar algún precedente, alguna laguna legal en las leyes que Matilda estaba usando contra nosotros.
—...poderes peligrosos... —el fragmento susurrado captó mi atención cuando dos lobos nobles pasaban cerca—. ...recuerda lo que le pasó a la manada de su familia...
—Destruida por una buena razón, según escuché —respondió el otro, lo suficientemente alto para asegurarse de que lo oyera—. Algunas habilidades son demasiado impredecibles para confiar en ellas.
A través de nuestro vínculo, sentí que el instinto protector de Carlos se disparó ante sus palabras, pero le envié energía tranquilizadora. Que susurraran, cada reacción solo le daba más munición a Matilda.
—Deberías descansar —Violeta apareció a mi lado, fru