Suspiro. Sé que lo siente, pero ojalá pensara un poco antes de hacer las cosas. Le doy un pequeño apretón. Es mi forma de decirle sin palabras que lo perdono.
—No digas nada más.
Respira aliviado y me besa en el cuello.
—Cuanto más intento no herirte, más daño te hago. No tengo remedio.
—Calla.
—Me callo, pero de verdad que lo siento. —Me abraza con más fuerza—. Me muero de ganas por meterme en la cama contigo.
—Y yo. —De nuevo, todo el mundo se interpone en nuestro camino—. Mañana nos pasaremos el día entero en la cama —afirmo.
—Primero tenemos que ir a casa.
Me deprimo un poco cuando me lo recuerda: esta noche la vamos a pasar aquí. Todas las habitaciones están preparadas para los invitados, en general de mi familia.
—Pues nos iremos mañana a primera hora —exijo en voz baja.
Sé que abandonar a nuestros invitados es de mala educación, pero no quiero ver a Lucas, y mucho menos a Dan.
—Eso haremos. Después de darnos un buen baño y de desayunar con tus padres.
Dejo que