—Sí, también he recibido su correo. Y ya tengo el manuscrito de los primeros capítulos. —Casi he terminado con el capítulo veinte. Los escribí de repente, en un instante en que mi cerebro estaba recordando a Nick—¡Excelente! Estaré de vuelta el viernes que viene. ¿Podremos reunirnos?
—Por supuesto. ¿Qué día te va mejor?
—Ingrid contactará contigo. Ella lleva mi agenda.
Hago un mohín. Qué suerte tener una persona dedicada a organizarte la vida.
Ahora mismo, me encantaría contar con alguien así.
—Muy bien, señor D’marco.
Chasquea la lengua.
—Por favor, Addison, llámame Marcus. Adiós.
—Adiós, Marcus.
Cuelgo y me siento a mi mesa mientras me doy golpecitos en un diente con la uña. No sé si es supercordial o más que cordial. Se lo tomó muy bien cuando rechacé su invitación a cenar, ¿me estoy imaginando las cosas? ¿Es culpa de Nick o es que llevo «chica fácil» escrito en la frente? Instintivamente levanto el brazo y me rasco la cabeza. Jo, estoy hecha un desastre.
Saco el