Sonrío para mis adentros. No tardará en ponerme las manos encima, y espero que así sea. Pero lo obligaré a usar un condón.
Me masajea hasta que la tensión ha desaparecido por completo y mi espalda parece haber vuelto a la normalidad.
—¿Hola?
Ambos levantamos la cabeza al oír la voz de Cathy.
—¡Mierda! —exclama Nick, levantándose a toda prisa—. He olvidado llamar a Cathy. —Desaparece en el vestidor y reaparece con unos vaqueros y una camiseta azul claro puestos—. Arriba. —Me agarra de la cintura y me levanta del colchón—. Tienes que comer algo.
—No tengo hambre.
—Tienes que comer. Debes de tener el estómago completamente vacío después de que arrojaras todo su contenido sobre el suelo de mi despacho.
Me encojo al pensarlo.
—Lo siento. —Me pregunto quién habrá tenido el placer de limpiarlo. Espero que haya sido Lily.
—No te preocupes. Vístete. Te espero en la cocina.
Me da un beso inocente, se marcha y me deja para que me arregle.
Giro los hombros. Sus mágicas manos obran