Victoria, bastante molesta y herida en su ego, tomó lo poco que tenía en la oficina y se dispuso a marcharse.
Su amiga Rebeca la acompañó en silencio, mientras los demás empleados las observaban y murmuraban terribles cosas sobre ella. ¿Cómo era posible que hubiera abofeteado al jefe? ¡Él era un mal jefe, un desgraciado! Pero… ¿golpearlo? Y aunque los murmullos no cesaban, en el fondo estaban felices, por fin alguien le había dado su merecido al ogro Andrés Castillo.
__ Rebeca, amiga, préstame tu auto, ¡yo te lo llevo hasta tu casa después de llevar mis cosas a la casa de tía Helena!
__ ¡Pero… tú no sabes conducir muy bien, además no tienes licencia!
__ No va a pasar nada, ¡ya Dios me ha castigado lo suficiente! ¡Debe estar ocupado con alguien más a quien joderle la vida!
Rebeca, sin querer, le dio las llaves de su auto a Victoria. No quería enfrentar la furia de su amiga en ese momento. Si había golpeado a Andrés, que era el jefe, ¿qué haría con ella, que solo eran amigas?
Mientras Victoria y Andrés discutían, Brenda había llamado a su prometido. Él contestó la llamada y luego solo se escuchaba una fuerte discusión. Brenda se quedó en la línea, escuchando cada palabra: ¿Era Victoria quien hablaba con Andrés? ¿Por qué estaba ella en la empresa y qué buscaba? Rápidamente se dirigió hasta allí para buscar a Andrés y lo encontró en su oficina, de muy mal humor.
—¿Por qué viniste? Ahora estoy muy ocupado.
—Te llamé y me dejaste en espera mientras hablabas con Victoria. Ahora Andrés se daba cuenta de esta situación.
—… Sí, te iba a contar que esa mujer trabaja en la empresa; la despedí. Además de ser mala empleada, me abofeteó delante de todos los empleados. Creo que aún está enojada por lo nuestro.
—Es una atrevida; si yo hubiese estado aquí, también la habría golpeado.
—No vale la pena meterse en problemas por tonterías.
—¿Tonterías? ¿Es que te abofetean delante de tus empleados? Todos ellos te perderán el respeto y en cualquier momento otro también te golpeará —dijo Brenda, enojada.
—¡Nadie se atreverá a tal cosa! Y si lo hace, que firme su sentencia de muerte. Ella ya fue despedida, y punto. No quiero hablar más del tema.
Victoria quería llegar a casa de su tía y organizar la maleta se iría de vuelta a su pueblo, ya no aguantaba más tantas humillaciones, Andrés era un perfecto idiota, la había despreciado delante de sus amigas y ahora la despedía de la empresa como a un perro, ese fue la gota que derramó su vaso y no, no había vuelta atrás, se iría para su pueblo, Purísima y punto. Llamo a su madre para informarle lo que pensaba hacer, pero esta la dejó a un más confundida.
__ Hija, yo pienso que no debes venir al pueblo en este momento, el caso del accidente, no está del todo resuelto y podrían llevarte a la cárcel y eso sería devastador para mí y tu abuela, además, siento que te rendiste muy fácil mi Vict. Tu tía y tus primos llevan años en Bogotá y nunca los he escuchado que quieren regresar al pueblo, aquí no hay mucho que hacer, todo sigue igual, las calles polvorientas, las chismosas del barrio, los chismes en el pueblo, la gente todos los fines de semana en las cantinas, tus amigas cambiando de novio, en fin, todo sigue igual, hija. Las palabras de su madre la dejaron sin saber que decir o hacer, lo que si vino a su mente fue lo sucedido aquel fatídico día en que su vida cambió y por el que no puede ir a su pueblo aún.
Victoria dolida con su padre, ya que siempre le hacía promesas y casi nunca las cumplía. El día de su graduación, en vez de estar súper feliz, Victoria se sentía la joven más desafortunada del mundo. Deseaba estar al lado de su padre, que la viera y compartiera este logro con ella, como lo era obtener su diploma de bachiller. No había estado en las fechas especiales por estar en Bogotá con su otra familia, su familia "verdadera", no ella y su madre, quienes Vivian en el departamento de Córdoba. Al parecer, ella había sido solo un error en su vida.
Su padre, Antonio Caballero, un hombre importante en el mundo de la publicidad en la ciudad de Bogotá y el país, era adinerado, dueño de una de las empresas más grandes y prósperas. Sin embargo, nunca estaba en la ciudad, siempre viajando, y poco lo veía. Ella le había pedido, hace muchos meses, que no faltara a su graduación, y él le había prometido, por sobre todas las cosas, que la acompañaría.
-Lo mismo dijiste el día de mis 15 años y te esperé toda la noche, pero nunca llegaste.
-Esta vez será diferente, hija, te lo prometo.
Pero esta vez, su padre tampoco llegó. Su madre la acompañó a recibir su diploma con honores y la consoló diciéndole que no llorara por "tonterías".
Brenda maquinó su plan en contra de su ex amiga. Había golpeado a Andrés delante de todos, y además parecía estar persiguiéndolos. Victoria debería darse por vencida. Andrés la había escogido a ella, debía rendirse y huir en busca de su propia felicidad. Estaba feliz de que Andrés la despidiera, pero pensándolo bien, era mejor y mucho más placentero verla sufrir. Quería restregarle en la cara su felicidad, que sintiera envidia, que sintiera rabia de ver cómo ellos eran felices y, sobre todo, que se diera cuenta de que ella ahora sería muy adinerada al casarse con ese acaudalado hombre. Y, lo más importante, que se convertiría en su jefe inmediato, así podría humillarla a su antojo.Se despidió con un apasionado beso de su prometido y dijo que se encontraría con Karoll para continuar buscando el lugar perfecto para la boda. __ Salúdame a mi querida hermanita. __ Ok, amor.Brenda corrió a la oficina de recursos humanos, necesitaba hablar con Martha urgentemente. Entró a la oficin
Ahora Martha debía llamar a Victoria para hacer que viniera hasta la oficina a firmar este nuevo contrato, o ir hasta donde ella estuviera para que lo firmara, sin darse cuenta de lo que realmente decía, sin que pudiera enterarse por ahora.Victoria, en el auto, lloraba desconsolada. ¿Cómo era posible que esto estuviera pasando? En ese momento, se sentía igual que cuando tuvo la cita con Andrés. Ese día la marcó demasiado fuerte. ¿Qué karma estaba pagando? - ¡Ni que hubiera matado a un cura para recibir tanto castigo! -se dijo, refiriéndose a su suerte algo torcida.Decidió detener el auto y calmarse. Así como estaba, tan mal y a la velocidad que iba, Diosito podría llevársela rápidamente al cielo, y eso no lo quería aún.Una Coca-Cola bien fría no le caería nada mal. Se detuvo en un puesto de comidas rápidas en el centro comercial Manhattan para calmar su sed. Quería pegarse una borrachera con licor y olvidar sus penas, pero no. Esa borrachera la tendría algún día bailando con sus am
Victoria olvidando ya lo sucedido, llegó feliz a casa, contándole a su tía el día tan difícil que había tenido, pero que al final todo mejoró con la devolución de su empleo. Para festejar este acontecimiento, le dijo que saldría con Rebeca y su novio Tomás. Su tía no puso ningún problema, total, su sobrina no le importaba mucho.Brenda se saboreaba la venganza contra Victoria por haber golpeado a Andrés y dejado en ridículo frente a todos los empleados. Se imaginaba todo lo que le haría a su ex amiga para que sufriera y finalmente se diera cuenta de que Andrés no era para ella. Ahora se estaba poniendo hermosa para salir con su prometido a una cena romántica, y luego se irían al apartamento del norte para continuar solo ellos dos y disfrutar del uno al otro.Pero Brenda, tenía que preguntarle a su prometido Andrés por qué había echado a Victoria, antes de que ella le diera la bofetada. ¿Acaso era por algo referente a la cita donde él no la eligió como su novia? __ No quiero tener
Estando muy cerca del baño, vio a Victoria, que hablaba por su teléfono móvil. La observó por un momento; era la primera vez que lo hacía con detenimiento. Tenía una estatura promedio, era delgada, de piel un tanto morena, su cabello castaño y ligeramente ondulado. Recordó haber visto sus ojos grises en su primera cita. Además, tenía un muy buen cuerpo y un trasero notable. ¿Por qué antes no me había fijado en ese gran trasero? Pensó, sintiéndose un mal observador. Ahora ella estaba allí, dándole la espalda, mientras él la miraba de arriba abajo. Para cualquier hombre, esa mujer era una delicia. Estaba en esos pensamientos cuando vio a alguien acercarse a ella: un hombre, que podría ser su nuevo novio. El hombre la tomó por sorpresa, tapándole la boca e intentaba llevarla al baño de hombres. Ella dejó caer su móvil e intentó desesperadamente defenderse de su atacante. Andrés, instintivamente, corrió a ayudarla. El delincuente intentó cerrar la puerta, pero Andrés lo detuvo con fuerza
Fin de semana. Victoria deseaba dormir hasta tarde, pero un mensaje de Bianca le recordó que debía ir al salón para tomar unas clases de pasarela y probar el maquillaje natural que le estaba ofreciendo. En verdad, no tenía ánimos de nada, ni de ver a nadie, y mucho menos esas clases de pasarela y maquillaje. Sin embargo, sí deseaba, por sobre todas las cosas, aprender todos los truquitos para verse siempre bella y fresca. Se preguntaba si debía ir hasta la estación de policía y denunciar al hombre que la atacó. Era un peligro para la sociedad, podría agredir a otras mujeres. Tenía que hacerlo, pero lo único que recordaba de ese horrible hombre era un tatuaje en la mano izquierda de un dragón. Les diría a los agentes sobre esa marca, para que lo buscaran o, al menos, hicieran algo contra esos hombres peligrosos. A pesar de no gustarle las clases de pasarela, se divirtió mucho. Fue sacada de su aburrimiento y de sus pensamientos sobre el ataque. Además, la policía dijo que investigaría
Andrés decidió dejar a Brenda que siguiera hablando, no quería discusiones tontas. Se concentró en conducir y nada más.Brenda estaba muy enojada con Victoria. Alegaba que su ex amiga, de un momento a otro, comenzó a maquillarse y a verse diferente, como si lo hiciera para quitarle a Andrés. __ Yo simplemente veo a una mujer que descubrió que es hermosa, solo quiere verse diferente y lo está logrando. __ ¿Por qué hablas así? ¿Acaso la prefieres a ella y no a mí? __ No he dicho eso, no pongas palabras en mi boca.Solo una semana le bastó a Victoria para tener todo planeado y contratado. A una semana de la boda, tendría que sentarse nuevamente y llamar a cada contratista para que enviaran todo a su debido tiempo, pues no quería contratiempos y deseaba que todos los detalles fueran perfectos para su "míster perfecto".Debía regresar a la empresa y retomar su trabajo. Martha, del área de recursos humanos, la envió a la nueva oficina que se había instalado recientemente, con un nu
Daniel, en el poco tiempo que llevaba conociendo a Victoria, ya sentía algo que no sabía cómo describir. Era una necesidad de estar a su lado, de verla, de escucharla, de compartirlo todo. ¿Qué le estaba pasando? ¿Acaso se había enamorado de ella? Así se lo hizo saber a su hermano Andrés, que comenzaba a sentir algo por una empleada de la empresa. Andrés fue tajante con su respuesta, pues no quería que su hermano volviera a sufrir. Venía de un mal matrimonio, donde su esposa lo engañó y terminó quitándole mucho dinero, casi dejándolo en la calle. __ Hermano, tú eres el mayor de los tres. No quiero verte sufrir como antes, así que por ahora date un tiempo. Disfrútala de todas las formas y luego decides si es la indicada para ocupar un lugar importante en tu corazón. __ ¡¡No hables así de ella!! ¡No la conoces! ¡No es igual a las mujeres con las que acostumbras a estar! __ Disculpa, hermano, es solo que hoy en día es difícil conseguir una buena mujer, sabes de que estoy habl
—Daniel, ¿y tu acompañante? Me dijiste que vendrías acompañado de la mujer más hermosa de la ciudad y te veo aquí solo.—Está un poco ocupada, pero ya está aquí en el salón. Te la voy a presentar, hermano, porque sé que no me crees. __ No es eso, es que llevas semanas hablando de ella y nadie la ha visto. __ Dame solo un momento. Daniel se alejó de Andrés, iría en busca de Victoria para demostrarle a su hermano que decía la verdad, puesto que parecía no creerle. Al verla, llamó a Andrés a su móvil para decirle que ya la había encontrado. Se acercó a ella rápidamente y le dio un beso en la mejilla. Su hermano Andrés, al escucharlo, quiso darle el mejor consejo para la noche de hoy, pero tuvo tan mala suerte que activó el altavoz de su móvil, de modo que Victoria pudo escuchar cada palabra de él.—¡Hermano, tengo los mejores condones para que le des a esa chica por todas partes y sin descanso! Daniel colgó rápidamente, y sus mejillas se sonrojaron de vergüenza por las groseras p