Brenda maquinó su plan en contra de su ex amiga. Había golpeado a Andrés delante de todos, y además parecía estar persiguiéndolos. Victoria debería darse por vencida. Andrés la había escogido a ella, debía rendirse y huir en busca de su propia felicidad. Estaba feliz de que Andrés la despidiera, pero pensándolo bien, era mejor y mucho más placentero verla sufrir. Quería restregarle en la cara su felicidad, que sintiera envidia, que sintiera rabia de ver cómo ellos eran felices y, sobre todo, que se diera cuenta de que ella ahora sería muy adinerada al casarse con ese acaudalado hombre. Y, lo más importante, que se convertiría en su jefe inmediato, así podría humillarla a su antojo.
Se despidió con un apasionado beso de su prometido y dijo que se encontraría con Karoll para continuar buscando el lugar perfecto para la boda.
__ Salúdame a mi querida hermanita.
__ Ok, amor.
Brenda corrió a la oficina de recursos humanos, necesitaba hablar con Martha urgentemente. Entró a la oficina como si fuera la dueña y señora, mirando todo con cierto desprecio.
__ Martha, necesito un gran favor suyo.
__ Sí, señora, ¿en qué le puedo ayudar?
__ El Dr. Andrés, mi prometido, sé que despidió a Victoria Caballero.
__ Sí, señora, el Dr. tenía que despedirla, esa mujer lo abofeteó delante de todo el mundo. ¿Puede usted creerlo?
__ Sí, sí le creo. ¿Me podría mostrar el contrato de Victoria, por favor?
__ Aquí lo tengo. El Dr. dijo que había que darle una indemnización por el despido a esta señorita.
__ No vamos a despedir a nadie.
Estas palabras tomaron por sorpresa a Martha.
__ Esa mujer tiene que pagar la humillación a mi prometido. El contrato será modificado. Pagará esa bofetada de la peor manera y yo seré quien se la cobre. Martha, usted me ayudará. ¿Le sirven $5,000 dólares?
Martha abrió los ojos, sorprendida. ¡Claro que le servían esos dólares! Necesitaba dar la cuota inicial para su auto nuevo, el que tenía se pasaba más tiempo varado o en el taller. No dejaría pasar esta oportunidad.
Las modificaciones al contrato de Victoria fueron dictadas por Brenda, quien especificó que debía estar disponible a cualquier hora que su jefe inmediato lo solicitara. Su puesto de trabajo era de total subordinación, debía trabajar bajo presión. Este contrato tenía vigencia de un año. Si ella renunciaba, debía pagar a la empresa la suma de $100 millones por daños y perjuicios. La empresa no podía despedirla hasta después de transcurrido ese año. Y eso no era todo: desde ese momento, era la secretaria del Dr. Andrés Castillo.
__ ¿Pero el Dr. Andrés podría molestarse por colocar a esa golpeadora cerca de él? -dijo Martha, preocupada.
__ Lo sé, pero no te preocupes, Martha. Tengo todo bajo control y Andrés aceptará.
__ Usted sabrá lo que hace, señora.
Brenda hizo el cambio en el contrato para Victoria con el fin de tenerla cerca para humillarla. La pondría a ver su felicidad, le haría saber de todos los regalos que le daba Andrés, de sus viajes, de sus autos, de su casa y apartamentos fuera de la ciudad, de la ropa de marca y costosa, de sus planes para la boda y el lugar donde se llevaría a cabo. Le haría saber todo lo que había perdido por ser una tontarrona, sin gracia, fea y sin elegancia. La haría sentir envidia de su felicidad.
Ahora Martha debía llamar a Victoria para hacer que viniera hasta la oficina a firmar este nuevo contrato, o ir hasta donde ella estuviera para que lo firmara, sin darse cuenta de lo que realmente decía, sin que pudiera enterarse por ahora.Victoria, en el auto, lloraba desconsolada. ¿Cómo era posible que esto estuviera pasando? En ese momento, se sentía igual que cuando tuvo la cita con Andrés. Ese día la marcó demasiado fuerte. ¿Qué karma estaba pagando? - ¡Ni que hubiera matado a un cura para recibir tanto castigo! -se dijo, refiriéndose a su suerte algo torcida.Decidió detener el auto y calmarse. Así como estaba, tan mal y a la velocidad que iba, Diosito podría llevársela rápidamente al cielo, y eso no lo quería aún.Una Coca-Cola bien fría no le caería nada mal. Se detuvo en un puesto de comidas rápidas en el centro comercial Manhattan para calmar su sed. Quería pegarse una borrachera con licor y olvidar sus penas, pero no. Esa borrachera la tendría algún día bailando con sus am
Victoria olvidando ya lo sucedido, llegó feliz a casa, contándole a su tía el día tan difícil que había tenido, pero que al final todo mejoró con la devolución de su empleo. Para festejar este acontecimiento, le dijo que saldría con Rebeca y su novio Tomás. Su tía no puso ningún problema, total, su sobrina no le importaba mucho.Brenda se saboreaba la venganza contra Victoria por haber golpeado a Andrés y dejado en ridículo frente a todos los empleados. Se imaginaba todo lo que le haría a su ex amiga para que sufriera y finalmente se diera cuenta de que Andrés no era para ella. Ahora se estaba poniendo hermosa para salir con su prometido a una cena romántica, y luego se irían al apartamento del norte para continuar solo ellos dos y disfrutar del uno al otro.Pero Brenda, tenía que preguntarle a su prometido Andrés por qué había echado a Victoria, antes de que ella le diera la bofetada. ¿Acaso era por algo referente a la cita donde él no la eligió como su novia? __ No quiero tener
Estando muy cerca del baño, vio a Victoria, que hablaba por su teléfono móvil. La observó por un momento; era la primera vez que lo hacía con detenimiento. Tenía una estatura promedio, era delgada, de piel un tanto morena, su cabello castaño y ligeramente ondulado. Recordó haber visto sus ojos grises en su primera cita. Además, tenía un muy buen cuerpo y un trasero notable. ¿Por qué antes no me había fijado en ese gran trasero? Pensó, sintiéndose un mal observador. Ahora ella estaba allí, dándole la espalda, mientras él la miraba de arriba abajo. Para cualquier hombre, esa mujer era una delicia. Estaba en esos pensamientos cuando vio a alguien acercarse a ella: un hombre, que podría ser su nuevo novio. El hombre la tomó por sorpresa, tapándole la boca e intentaba llevarla al baño de hombres. Ella dejó caer su móvil e intentó desesperadamente defenderse de su atacante. Andrés, instintivamente, corrió a ayudarla. El delincuente intentó cerrar la puerta, pero Andrés lo detuvo con fuerza
Fin de semana. Victoria deseaba dormir hasta tarde, pero un mensaje de Bianca le recordó que debía ir al salón para tomar unas clases de pasarela y probar el maquillaje natural que le estaba ofreciendo. En verdad, no tenía ánimos de nada, ni de ver a nadie, y mucho menos esas clases de pasarela y maquillaje. Sin embargo, sí deseaba, por sobre todas las cosas, aprender todos los truquitos para verse siempre bella y fresca. Se preguntaba si debía ir hasta la estación de policía y denunciar al hombre que la atacó. Era un peligro para la sociedad, podría agredir a otras mujeres. Tenía que hacerlo, pero lo único que recordaba de ese horrible hombre era un tatuaje en la mano izquierda de un dragón. Les diría a los agentes sobre esa marca, para que lo buscaran o, al menos, hicieran algo contra esos hombres peligrosos. A pesar de no gustarle las clases de pasarela, se divirtió mucho. Fue sacada de su aburrimiento y de sus pensamientos sobre el ataque. Además, la policía dijo que investigaría
Andrés decidió dejar a Brenda que siguiera hablando, no quería discusiones tontas. Se concentró en conducir y nada más.Brenda estaba muy enojada con Victoria. Alegaba que su ex amiga, de un momento a otro, comenzó a maquillarse y a verse diferente, como si lo hiciera para quitarle a Andrés. __ Yo simplemente veo a una mujer que descubrió que es hermosa, solo quiere verse diferente y lo está logrando. __ ¿Por qué hablas así? ¿Acaso la prefieres a ella y no a mí? __ No he dicho eso, no pongas palabras en mi boca.Solo una semana le bastó a Victoria para tener todo planeado y contratado. A una semana de la boda, tendría que sentarse nuevamente y llamar a cada contratista para que enviaran todo a su debido tiempo, pues no quería contratiempos y deseaba que todos los detalles fueran perfectos para su "míster perfecto".Debía regresar a la empresa y retomar su trabajo. Martha, del área de recursos humanos, la envió a la nueva oficina que se había instalado recientemente, con un nu
Daniel, en el poco tiempo que llevaba conociendo a Victoria, ya sentía algo que no sabía cómo describir. Era una necesidad de estar a su lado, de verla, de escucharla, de compartirlo todo. ¿Qué le estaba pasando? ¿Acaso se había enamorado de ella? Así se lo hizo saber a su hermano Andrés, que comenzaba a sentir algo por una empleada de la empresa. Andrés fue tajante con su respuesta, pues no quería que su hermano volviera a sufrir. Venía de un mal matrimonio, donde su esposa lo engañó y terminó quitándole mucho dinero, casi dejándolo en la calle. __ Hermano, tú eres el mayor de los tres. No quiero verte sufrir como antes, así que por ahora date un tiempo. Disfrútala de todas las formas y luego decides si es la indicada para ocupar un lugar importante en tu corazón. __ ¡¡No hables así de ella!! ¡No la conoces! ¡No es igual a las mujeres con las que acostumbras a estar! __ Disculpa, hermano, es solo que hoy en día es difícil conseguir una buena mujer, sabes de que estoy habl
—Daniel, ¿y tu acompañante? Me dijiste que vendrías acompañado de la mujer más hermosa de la ciudad y te veo aquí solo.—Está un poco ocupada, pero ya está aquí en el salón. Te la voy a presentar, hermano, porque sé que no me crees. __ No es eso, es que llevas semanas hablando de ella y nadie la ha visto. __ Dame solo un momento. Daniel se alejó de Andrés, iría en busca de Victoria para demostrarle a su hermano que decía la verdad, puesto que parecía no creerle. Al verla, llamó a Andrés a su móvil para decirle que ya la había encontrado. Se acercó a ella rápidamente y le dio un beso en la mejilla. Su hermano Andrés, al escucharlo, quiso darle el mejor consejo para la noche de hoy, pero tuvo tan mala suerte que activó el altavoz de su móvil, de modo que Victoria pudo escuchar cada palabra de él.—¡Hermano, tengo los mejores condones para que le des a esa chica por todas partes y sin descanso! Daniel colgó rápidamente, y sus mejillas se sonrojaron de vergüenza por las groseras p
—¡Vete a la mierda, Andrés! Este, al escuchar esas palabras y al ver que ella no cambiaba de opinión, la tomó de las manos y la arrinconó contra la pared más cercana. La aprisionó con su cuerpo y se arqueó hasta colocar su cara muy cerca de ella. Andrés respiraba con fuerza y, poco a poco, apretaba cada vez más el cuerpo de Victoria. Así se mantuvo, observándola fijamente, mientras su corazón latía con más rapidez. Victoria no esperaba esa reacción de él; estaba demasiado cerca, era como si quisiera besarla o violarla por la forma en que la apretaba contra él. —¡Suéltela, o gritaré! Andrés, sin mirar de quién provenía esa voz, soltó a Victoria, pero no dejó de observarla. Victoria comenzó a llorar desconsolada. Rebeca, que se había dado cuenta de que Andrés no le quitaba los ojos de encima desde que la vio, y con cierto descaro y cinismo, dejó a las personas con las que estaba hablando y se acercó rápidamente hasta donde estaba ella.Estaba conversando con las damas de honor cuando v