Lauren
Habían pasado varias horas desde que hablé con el general Johnson. Y aun así, seguía sin darme una respuesta clara.
Estoy pidiendo la baja. Estoy rogando, en realidad. Pero no me la quiere dar.
Dice que soy una excelente soldado. Toda una experta. Que sería una estupidez dejarme ir. Como si eso le importara realmente. Lo que no entiende es que yo no estoy huyendo por cobardía. Estoy huyendo por amor. Por miedo. Por la maldita posibilidad de que un día no regrese... y les falte a Gio y a Ryan.
Aunque, siendo sincera, Ryan tampoco es precisamente la imagen de la tranquilidad. Tiene su propio infierno interno, pero eso no viene al caso ahora.
Llamada entrante: Ryan.
—¿Todo bien, hermosa?
Su voz me arranca del abismo de mis pensamientos. Es grave, suave y cargada de esa ternura violenta con la que suele envolverme. Él siempre sabe cuándo me estoy rompiendo.
—A veces creo que hablo con muchos Ryan. ¿Cuántas personalidades tienes, bambino? —murmuro, fingiendo un tono burlón.
Ryan tie