He vivido por muchos años con una rutina miserable. Mis mañanas empiezan después de leer los informes de los solados sobre todos los hospitales pequeños de América y Asia. Ya he revisado los más grandes y semanalmente, suelo variar entre los continentes. Natasha en Europa no está porque la he buscado hasta por debajo de las piedras y aunque quisiera decir que la he visto, solo sucedió una vez y fue algo vago.
La vi por primera vez hace un par de años en San Francisco, a ciencia cierta, solo supuse que era ella porque hicimos un retrato de mi hermana y en como debería verse de grande. Una hermosa doctora con melena rubia... pero se la tragó la tierra después de eso y no sé a quién estoy buscando porque un día me dicen que está viva, y al día siguiente, que murió.
—¿Vas al psicólogo? Creo que debes tratar tus problemas de bipolaridad —regreso mi atención a ella, que está sirviendo comida en los platos—. Si asesino al líder de la mafia, ¿es desgracia o salvación? Lo pregunto porque nunca