**Lyra**
Su negativa fue clara, firme… y me dio mil años de vida más.
—No, Lyra. No creo en nada de lo que dijeron de ti.
Esas palabras, en esa voz tan grave y segura, me hicieron sentir una ola de alivio que me recorrió todo el cuerpo.
Mikail creía en mí. Mikail confiaba.
¿Por qué ese simple hecho me dejaba tan feliz? No debería importarme tanto, pero lo hacía.
Me sentía vista… defendida.
—Rowan es un pusilánime, un cobarde con todas las letras. Y Calista… —bufó con desdén—. Esa mujer es venenosa, como una serpiente disfrazada de cordero. No le creo ni su respiración.
No pude evitar sonreír.
Era la primera vez en tanto tiempo que alguien me defendía así. Que me creía. Que me hablaba con sinceridad, sin juzgarme.
Entonces lo besé, con más fuerza, con más deseo. El fuego que él había encendido en mí no se apagaba, al contrario… ardía cada vez más alto.
Sus labios, su lengua, sus manos… lo quería todo. Lo deseaba desde lo más profundo de mi ser.
Y lo mejor era que él parecía sent