**Lyra**
La voz ronca de Mikail al pronunciar mi nombre fue como un susurro cargado de fuego.
Me estremeció hasta los huesos, despertando en mí algo que no sabía que existía… un instinto primitivo, visceral.
Nunca había sentido nada parecido. Ni siquiera con Rowan.
Cuando sus brazos me alzaron del suelo, pensé que iba a desmayarme. El calor de su cuerpo contrastaba de forma abrumadora con el frío suelo de la ducha.
Mis mejillas ardían, mi corazón palpitaba tan fuerte que me sentía al borde de la locura.
—No te muevas —murmuró él con firmeza, pero su tono… no era rudo. Era protector.
Me envolvió con una toalla, cubriendo mi cuerpo como si mi desnudez le importara más de lo que debía.
Me sentí… segura. Ridículamente segura. ¿Cómo podía ser eso posible viniendo de él?
Los escalofríos del frío se transformaron en otra clase de estremecimientos cuando nuestros cuerpos se rozaron.
Estar tan cerca de Mikail era como estar al borde de un acantilado: aterrador, vertiginoso… y adictivo.
No