**Sienna**

La porcelana de la taza temblaba apenas en mis dedos mientras sonreía con dulzura, mostrando sincero interés en los planes de boda.

Eloise hablaba con entusiasmo de los invitados, del vestido que Ágata debía usar, de los juramentos ante la luna. Yo asentía con gracia, aunque por dentro ya tenía cada detalle de ese evento calculado, desde las flores hasta el vino.

Si todo salía bien, pronto me convertiría en Luna… y nadie, ni siquiera Lyra con su aire de corderito asustado, me robaría ese lugar.

—Podríamos hacer la ceremonia en la terraza del jardín —sugirió Ágata con entusiasmo—. Finalmente hace buen tiempo y las bodas al aire libre están de moda.

—Una idea encantadora, querida cuñada —dije, con una enorme sonrisa.

—Tu sensibilidad siempre ha sido admirable, hija —agregó Eloise, acariciando el cabello de su pequeña favorita.

El sonido de la puerta golpeando la pared hizo que las copas tintinearan.

Mikail irrumpió como una tromba, con los ojos encendidos y la mandíbula te