Salimos de la aldea después de haberla puesto bajo nuestra protección. Siempre les dábamos la oportunidad de rechazarlo pero nunca lo hacían aún cuando podíamos notar las miradas de odio.
Ese fue el motivo por el que nos habíamos ido aun siendo de noche: no podía confiar en que no intentasen algo. La naturaleza era más segura que una aldea hostil.
Yo avanzaba primero, liderando el equipo. Detrás mío iba el mendigo y cerrando la comitiva, estaba Kael.
El mendigo me preocupaba: ¿quién era él? ¿Por qué al mirarlo a los ojos, había perdido el control? ¿Y por qué caminaba tan tranquilo, después de todo lo que nos había visto hacer? Su ropa era la que utilizaban todos los mendigos que venían de la Capital, pero era el primero en estar tan calmado. No era normal.
— ¿Cómo te llamas? — pregunté sorprendiéndome a mí misma.
— Erick — respondió unos segundos después — El tuyo es Kelly, ¿verdad? Me pareció escucharle a él llamarte así.
— Hace un rato casi te mata, ¿y es lo único que s