ELÍAS
Una sacudida me atravesó. ¿La Manada Garra de Hierro? ¡Mierda, no!
—Tranquilo —Román sonrió con malicia—. Seguirás siendo alfa, pero como un... ¿cuál es la palabra? —Frunció el ceño, fingiendo pensar—. Ah sí, un alfa títere.
Mi pecho se tensó.
Román se reclinó con un brillo siniestro en sus ojos.
—Básicamente, bailarás al ritmo que yo marque. Cualquier cambio que exija, cualquier cosa que necesite de la manada... seguirás mis órdenes. Desobedece y perderás el título de alfa completamente. Más rápido de lo que puedas decir "renegado". —Su aura se tornó helada—. Piénsalo bien, Elías.
Mi cabeza daba vueltas. Desde niño, mis ojos habían estado puestos en la Manada Garra de Hierro, una manada que rivalizaba con el poder de un Rey. Era mi meta, la razón por la que me exigí hasta el límite, sobreviviendo a cada intento de envenenamiento por parte de mi propia familia. Esa pelea con Teo era para proteger ese sueño.
—¿Entonces? —La voz de Román cortó la niebla de mis pensamientos—. ¿Acep