Serena
Mi corazón latió desbocado en mi pecho al ver que el Alfa Carlos estaba a mi lado. ¿Cuánto habría escuchado de nuestra conversación?
—Yo, eh… estoy segura de que a cualquiera le encantaría la sopa que hizo Ruth —señalé el bol sobre la mesa cerca de mí, mientras el sudor resbalaba por mi espalda.
Carlos miró la sopa con un leve ceño. —Ya veo.
Esperaba que se creyera mi mentira, pero su mirada afilada se posó en mí mientras ladeaba la cabeza. — Pensé que hablaban de otra cosa, por la expresión en sus rostros. Algo más… serio.
Sentí un nudo en la garganta, ¿fuimos tan evidentes?
La voz de Ruth rompió la tensión incómoda en el aire. —Serena se toma la comida muy en serio. Por sus buenas habilidades, se nota que no lo hace a la ligera.
Carlos sonrió al escuchar el cumplido de Ruth.
—No podría estar más de acuerdo —se volvió hacia mí—. Desde que ella entró en la cocina, mis papilas gustativas han sido malcriadas para bien, pero lo que más me gusta son los postres que hace, son de otr