La brisa del anochecer aún rozaba las copas de los árboles cuando un cuervo metálico descendió en picada sobre la torre central del bastión enemigo. Sus alas resonaban como cuchillas rozando piedra viva, y el chillido agudo activó las runas de alarma. En menos de un minuto, toda la unidad de élite fue convocada a la plaza principal.
Nyra descendió las escaleras de piedra con pasos rápidos, Kaelen a su lado. Ambos intercambiaban gestos breves con los comandantes de vigilancia hasta que uno de los altos generales se acercó.
—Han detectado un asentamiento oculto de hechiceros traidores en la frontera norte. Una célula del Círculo del Alba, según nuestros informantes. Necesitamos enviar una escuadra con dos reclutas para reforzar el frente. Capitán Kaelen, usted dirigirá el escuadrón. —Kaelen iba a asentir cuando una mujer con marcas tribales en el cuello se adelantó desde la unidad médica.
—Capitán, tiene una fractura aún no consolidada en la clavícula derecha, no puede ir, ni siquier