El nudo en la garganta de Isabel se agrandó al punto de cortarle la respiración. Ares le contó sobre que era un rey y ella lo trató de loco, pero ahora no importaba que sus palabras fueran ciertas, ¿Cómo es posible que él tuviera esposa y aun así le asegurara que ambos estaban destinados a ser? ¿Será posible que la vida la trate tan mal como para encontrar personas que quieren tener una relación poliamorosa?
―¿Qué? ―Apenas logró balbucear. ―Me dijo que yo era su pareja destinada. ―Citó las palabras que él le dijo, ya que no comprendía muy bien lo que significaba eso, pero la risa burlona de Gloria le hizo sentir que soltó una tontería.
―Típico de Ares. ―Suspiró la mujer dando un paso más cerca de la cama y disfrutando la confusión y dolor en los ojos claros de Isabel. ―Lo dice todo a medias porque odia dar explicaciones. ―Se encogió de hombros. ―Tú eres solo un adorno en su vida. ―Soltó con crueldad. ―Eres eso que le dará más fuerza y algo de lo que no se puede deshacer debido a su na