La tierra temblaba con el estruendo de las garras contra el suelo. El aire se teñía de sangre y cenizas, mientras los aullidos de guerra cruzaban los cielos como presagios oscuros, pero en medio del caos… ella sonreía.
—¿A quién quieres que le arranque el corazón hoy, general? —Preguntó la mujer de cabellos rojos y ojos verdes. Su voz tenía un deje de inocencia, pero también una crueldad entrenada.
—A cualquiera que se cruce en nuestro camino, Nyra. —Respondió el comandante del Norte con una mano sobre el hombro de la mujer. —Hoy sellamos la frontera del Este. Nadie saldrá con vida. —Asintió sin apartar la mirada de ella.
Lucía… ya no se llamaba así. Ahora era Nyra, la sombra letal moldeada por mentiras y dolor. Su mente había sido vaciada, su alma reprogramada con magia antigua, tejida con hilos de engaño. Recordaba haber sido encontrada al borde de la muerte, rescatada, según sus captores, por aquellos que le habían contado una historia en la que era una guerrera nacida para extermi