Hans Silker, socio del padre de Becca Van Dijk, obligado a detener el caos que pronostica será la vida de la mujer rebelde que ha cuidado en la distancia desde que era solo una niña, se ve obligado a aparecer frente a ella de pronto para impedir que caiga en los brazos del enemigo sin saber que tendrá que hacer cambios en su vida para poder cumplirle a su socio. De cuidador, ejerciendo las funciones de un padre, Hans no tenía mayor problema que encargar a sus hombres su cuidado. La situación se complica cuando la niña se le convierte en mujer y con ello crecen los problemas, porque Becca pasó a ser una bomba de tiempo, no solo porque a sus diecinueve años era perturbadoramente hermosa sino también por su forma de actuar alocada y hasta torpe en sus decisiones. Esa forma de vivir de Becca sin calcular consecuencias, llevará a Hans a tomar una decisión radical que transformará la vida de ambos. Dejará de ser su cuidador para convertirse en el esposo que representará la seguridad que debe mostrar en un mundo que amenaza con poner fin a su vida. En el proceso, se verán sometidos a las inclemencias de la vida al poner frente a él a una mujer que es consciente solo debe proteger, pero que lo tentará al extremo, y ella creyente de que los límites no existen, lo aprenderá a fuerza cuando el corazón la traicione, y le haga ver cuánto puede perder por querer jugar un juego del que no previó al ganador.
Ler mais—Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para celebrar la boda entre la señorita Becca Van Dijk y nuestro excelente joven y ejemplo a seguir, el primogénito de la familia Dickman, Siem Dickman —escuché que anunció el sacerdote.
Si bien oía a la perfección el discurso del sacerdote, no prestaba mayor atención, estaba nerviosa, ni me atreví a mirar a los lados para no tener que enfrentar el tumulto de personas que entre invitados y curiosos llenaron la Catedral San Juan Evangelista. La boda se estaba celebrando en ese lugar porque la familia de Siem es apegada a sus creencias. Accedí a pasar por esta fase solo porque lo amo, o eso creí sentir, estaba ahí solo por eso, no creo en formalidades y menos religiosas, no soy como él, no siento ese apego ciego a la espiritualidad que su familia profesa.
La vida no me ha dado oportunidad para hacerlo, tampoco me interesa, pienso que es pura hipocresía.
Desde muy pequeñas tanto Lotte como yo hemos sido solo las dos, solo hemos estado la una para la otra, protegiéndonos de la maldad de las pocas personas que nos han rodeado. Recibimos malos tratos físicos y psicológicos y en ningún momento estuvieron esas personas que se daban golpe de pecho hablando de su espiritualidad y el amor al prójimo.
«Hipócritas desalineados» Es el pensamiento que cursa por mi mente cada vez que veo a personas con esas mismas tendencias, y es lo que a cada instante pienso cuando estoy rodeada de la familia de Siem.
¿Qué si soy hipócrita al estar ahí y casarme con un hombre cuya familia hace precisamente lo que más odio? Sí, lo soy, lo acepto, pero no me importa, a fin de cuentas me voy a casar es con su hijo, su hermano, su sobrino, el nieto mayor, el primogénito, el consentido, en fin, con el prospecto a esposo y padre perfecto.
Me ganó, Siem logró hacerme verlo diferente de la manada de personas delineadas con la vida que normalmente he coincidido.
¡Qué carajos! Me da igual, tenerlo a él era suficiente.
Toda la congregación Dickman se apostó en esta Catedral para presenciar la celebración del matrimonio eclesiastico del hombre ejemplar. Cómo cuál familia disponedora y castradora del futuro de su crías, muchas fueron las chicas que la familia de Siem consideró como candidatas para ocupar el lugar donde estoy sentada, enfundada precisamente en el tan asediado vestido de novia Dolce & Gabbana, tacones Christian Dior, lencería de Victoria's Secret, joyas finamente esculpidas por las mejores joyerías de París y luciendo un maquillaje casi natural cuidadosamente elaborado por uno de los mejores maquillistas y un peinado digno de una princesa, elaborado por uno de los mejores estilistas de la alta sociedad de Ámsterdam. Tenía mucho para ser envidiada, pero nada de eso me había impresionado, me daba igual, solo quería casarme con él. El dinero, los lujos que él y su familia representaban, no me deslumbraban.
Aunque crecimos en varios orfanatos hasta que lograron aceptarnos en el internado de Inglaterra, al día de hoy, Lotte y yo por dinero no nos hemos quejado nunca, no conocemos lo que es la carencia económica, por arte de magia siempre hemos tenido todo de manera comedida. ¿Quién nos lo aporta? No estamos seguras. Dizque es herencia de nuestros padres. Lo cierto es que de acuerdo al lugar donde nos ha tocado estar, incluso estando en el orfanato más humilde, lo básico lo hemos tenido. La carencia de dinero o alimentos, milagrosamente no nos ha arropado.
Hasta el día de hoy desconocemos qué tanto hacían nuestros padres para amasar tanta fortuna, el caso es que desde que nos independizamos cada mes recibimos una notificación de que en la una única cuenta bancaria que manejamos Lotte y yo está abonada la cuota correspondiente. Por Lotte, que fue la primera en independizarse, supe que era mucho dinero, luego comprobé que era verdad, tanto que no nos hemos preocupado en trabajar, solo estudiar, y en mi caso estoy estudiando porque Lotte me vuelve loca diciendo que una mujer siempre debe aprender algo para defenderse. No veo para qué, pero es la hermana mayor, a quien si bien no siempre le hago caso, tomo como buen augurio sus consejos proyectados hacía el futuro; en cambio, sus críticas y prohibiciones, sí las aviento al aire y hago lo que me venga en gana, una de ellas es precisamente lo que estoy haciendo en este instante.
Lotte, preocupada por mi suerte al considerarme inexperta en la vida, hasta el último instante intentó convencerme de que casarme con Siem con tan solo ocho meses de noviazgo, era una locura.
Aunque nada me obligaba a dar ese paso, sentí la necesidad de hacerlo. En mi constante rebeldía en contra de la vida, del sistema, de las personas que le quitaron la vida a nuestros padres, y en mi creencia de estar enamorada de Siem, el único hombre que, después de mi padre, se había esmerado a darme cariño, ternura, atención y todo lo que se parece al amor, acepté embarcarme con él en ese proyecto de vida que llaman familia.
Con nervios y toda la ilusión de lograr hacer de mi vida lo que hubiera sido si mis padres no se hubieran ido tan rápido, ahí me encontraba sentada al lado del hombre que hacía mi vida distinta. Cuando me atreví a moverme, giré el rostro para ver a Siem, me sonrió y le devolví esa sonrisa tan amorosa con un beso enviado desde el aire. Él me guiñó un ojo.
Esas manifestaciones de afecto eran las que me hacían contradecir las creencias de Lotte, y para no discutir con ella siempre la ignoraba cuando comenzaba a darme malas referencias de Siem y nuestra relación.
Inicio del Flashback:
—Becca, piénsalo mejor hermanita —me dijo Lotte insistente.
Ese día era la enésima vez que me pedía lo mismo. Es la única persona a la que le tengo paciencia. Porque la amo es que la soporto, si no la hubiera mandado a volar meses atrás.
—No necesitas nada de esto —manifestó insistente señalando las cajas con vestidos y diversos pares de zapatos que me envió Siem esa mañana de la boda—. Nuestros padres nos dejaron lo suficiente para comprar esto y más.
—Lotte, no me caso por esto —señalé las cajas en actitud de menosprecio a ese detalle—, todo esto es insignificante, no me importa —le dije también por enésima vez, y parecía no creerme.
Me fastidia tener que repetir lo mismo, respiré profundo y miré directo a sus ojos color gris hermosos, la admiro. Mi hermanita es hermosa, tiene el cabello color castaño lacio abundante, tan lacio que no puede sostenerlo nunca en una cola de caballo, ella lo odia y yo la veo tan preciosa que quisiera que el mío fuera igual. Lotte es tan tierna, pienso tan digna de encontrar a alguien que de verdad se gane su corazón, porque pese a toda la m****a que la vida nos ha aventado encima, no deja de ser dulce y considerada, es paciente, benévola, tan tímida como con carácter inseguro que la hace relegar su vida a las metas que se trazó, y que contrario al paso que voy a dar, para nada piensa en el matrimonio.
Definitivamente que la ausencia de nuestros padres y la carencia de afecto, dejó en una y otra efectos contradictorios. Ambas tenemos una carencia profunda de amor. Yo que me muestro fuerte, rebelde, desinteresada de todo, no confío en nadie; en cambio Lotte al ser una chica dulce, atenta, colaboradora, siempre se muestra disponible para ayudar, y aun así no quiere nada que tenga que ver con el amor, no busca cariño, le es más fácil darlo que recibirlo, constantemente me decía que era mejor, por temor a que se lo pueden arrebatar como nos quitaron el amor de nuestros padres, ella sí confía en las personas siempre y cuando no intenten engañarla con el tema del amor. Solo ella me comprende y sólo yo sé cuando ella necesita de un abrazo.
—Esto no va a salir bien, Becca —tomó asiento a mi lado en la butaca de dos puestos del buró—. Te vas a cansar rápido, tú no tienes alma de ama de casa y no creas que Siem va a ser el esposo amoroso toda la vida —continuó diciéndome con voz de desesperación para que abandonara la idea de casarme.
—No insistas hermanita, déjame vivir esta etapa, por favor —le pedí en súplica mientras pasé mi brazo izquierdo por encima de su hombro y rodeé su cuello para abrazarla mientras nos mirábamos a través del espejo—. ¿No ves que es hasta bonita? Cierto que rodeada de pura gente hipócrita, pero bonita —le dije con sarcasmo y sonriendo como tonta—. Se siente rico cada vez que Siem me mira a los ojos y me dice que soy su sol —miré al techo del departamento simulando buscar el sol—. No sé cual sol —cuestioné eso—. Cada vez que me lo dice dudo si será el sol que se acerca a la noche o al que la madrugada le da entrada —aduje en duda—, porque el de la mañana y mediodía no soy, de eso estoy clara —sonreí—, soy un pinche volcán erupcionando en medio de la noche oscura, llena de odio e inconformidad, sólo él ha sabido entenderme.
—Pero no por eso debes entregar tu vida al primero, y así tan rápido sin conocerlo bien, Siem es lindo, pero… —ni completó la palabra.
Los pensamientos fueron mi condena, los siguientes días que siguieron a ese en el que cometí lo que creía fue mi mayor error. Me reproché por haberme dejado llevar.Fui un bruto, el verdadero ser irracional. Me nublé por completo. En ese momento, toda razón y moralidad fueron arrojadas por la ventana, y me dejé llevar por el deseo que había estado reprimiendo durante tanto tiempo. Nos entregamos el uno al otro, sin pensar en las consecuencias de nuestros actos. Sentado detrás del volante de mi camioneta, recordaba que esa noche antes de abandonar la habitación, al amanecer, mientras contemplaba a Becca dormida a mi lado, me embargó un sentimiento de culpa y arrepentimiento. Sabía que lo que habíamos hecho estaba mal, y que debía poner fin a esa relación prohibida antes de que fuera demasiado tarde. Todo esto me llevó a confirmar mi decisión de alejarme definitivamente de Becca y romper todo contacto con ella, a pesar de lo difícil que me resultaba renunciar a la pasión que habíamos c
Esa noche, después de dejar a Becca en la casa, me aventuré por las calles de la ciudad en busca de distracción, me sentí aliviado al alejarme de esa tentación que estaba empezando a consumirme. Aún cuando intentaba enfocarme en cualquier otra cosa que no fuera la chiquilla, su imagen seguía atormentando mis pensamientos constantemente. Su belleza era como un imán que me atraía de manera irremediable, y sabía que si no ponía distancia entre nosotros, mis deseos podrían salirse de control. Me sentía como si estuviera atrapado en una especie de sueño donde no podía escapar de ella. En mi intento de apartar de mi mente las imágenes de Becca, me impuse recordar el compromiso que asumí con su difunto padre. Me sentía culpable por sentir esa atracción hacia ella, pero sabía que debía ser fuerte y resistir cualquier intento de acercamiento por parte de la condenada. Llegué al club nocturno de Lucas, él me recibió con una sonrisa de complicidad, sabiendo que mi presencia allí solo buscaba la
Al verla salir intencionalmente me di dos fuertes golpes repetidos en la cabeza con la palma de mi mano buscando reprenderme por la idiotez que iba a terminar cometiendo al no poder controlar este maldito instinto animal que me caracteriza.Fue algo intenso, duramente comprometedor y tentador. Becca sin mucho esfuerzo logró ponerme en el lugar que estaba buscando, fui débil, me gustó ser débil ante ella. La m*****a niña me demostró tener lo que más me encanta de una mujer, es atrevida, desafiante y al mismo tiempo parece insaciable. Quedé con ganas de más de ella. Apenas recorrimos medio kilómetro y aun así lo poco que vi en ese breve recorrido me dejó con una ansiedad superior a la que ya me cargaba encima, lo que no era correcto. Debo poner un alto a todo esto.Acabo de terminar de confirmar otra vez y con mayor contundencia que es necesario poner distancia entre esta niña y yo. No soy inmune a su juventud, y esa incapacidad de poder respetar los límites de ella me va a terminar de
No soy inocente de todo lo que representaba la oportunidad que nos estaba dando el desgraciado de Hans. Claro que soy consciente de la utilidad tan grande que aprender a manejar armas traería a mi vida, y sobre todo por las intenciones que tengo. Aprovechando su decisión de enviarme lejos, planifiqué alejarme del todo de él. La vida que quiero y me sirve no la puedo realizar si permanezco bajo su observación. Es asfixiante tenerlo a él o a cualquiera de sus pendejos pendientes de todo lo que hago. No puedo ni respirar sin sentir que hay alguien cerca verificando a qué se deben mis suspiros. Desde hace días llevo conteniendo las ganas de recurrir a la autocomplacencia. Extraño a Siem, y más que a él en sí, sus cogidas. «¡Por Dios!», exclamé en mi mente al sentir la revolución interna de mi cuerpo cuando solo restregué mis senos en su costado. Lo hice con toda intención de fastidiarlo. El desgraciado es tan pendejo que me dejó ver cuán débil puedo llegar a ponerlo. Es un juego todo e
Con toda la intención de avanzar lo más rápido que pudiera para garantizar mi seguridad, ese mismo día trabajé con Lotte por varias horas y luego salí a resolver otros pendientes y en la mitad de la tarde fue que me arme de valor para aguantar un par de horas la carga energética que se gasta.—Vamos abajo —le pedí a Becca al ingresar a su habitación.La encontré acostada en una posición de total relajación viendo la televisión, algo que me pareció extraño porque no aparenta estar tranquila ni siquiera con esas cosas.—Ahora ¿Para qué? —preguntó en actitud sobrada mostrando su renuencia a obedecer.—Haz caso, nos vemos abajo en unos minutos —le dije serio desde la entrada—. Si no bajas en unos tres minutos me iré con Lotte.Sin darle detalle de mis intenciones salí de la habitación y cerré la puerta, avancé luego a la habitación de Lotte, quien en cambio. estaba sentada frente a su escritorio al frente de la laptop y una serie de hojas.—Hey —llamé su atención porque pareció que no se
—Necesito que nos reunamos al terminar —le anuncié a ambas.Estamos desayunando, me sorprendió ver a Becca en la mesa apenas hice acto de presencia, de Lotte lo esperaba. Era demasiado temprano para que ella se hubiera dispuesto a poner su hermoso cuerpito en esa silla. No supe si se quedó en el jardín después que me retiré y la dejé allí con las ganas de que le siguiera el juego, lo cierto es que consideré que no la vería sino hasta bien entrada la noche con unos tragos de más aunado al efecto de la nicotina, creí que haría valer su forma irresponsable de vivir la vida, sin horario ni un norte en el que fijarlo.—¿Sucedió algo? —me preguntó Lotte.—Nada de qué lamentarse, solo son medidas que tomé y debo comunicárselas —manifesté y me llevé un buen trozo de jamón a la boca, lo que les dio la impresión de que no pensaba seguir discutiendo en la mesa.Lotte aparentemente lo entendió y lo aceptó, la otra no sé si lo entendió, pero sí, como es su intención siempre de llevarme la contrari
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