Estaba en la entrada principal de Klyde Warren Park. Me aferraba a la banca, sintiéndome expuesta y frágil. Damon llegó corriendo, sin aliento, con un café de Starbucks en una mano y una expresión que iba más allá de la simple preocupación.

—Valeria, ¿qué pasó? ¿Por qué no fuiste a clases hoy? Mariana estaba preocupada.

Me levanté de la banca. Mis piernas se sentían inestables. En mi mente, las palabras de Alejandro seguían resonando, grabadas a fuego: "Sería la muerte y la ruina... solo el placer es lo que nos une." Esa frase había sido más letal que cualquier nota anónima.

No podía seguir fingiendo. La normalidad de Damon, su interés por mí, me abrumaban completamente.

—Estoy embarazada —solté, sin pensarlo. La dura verdad, salió de mi boca antes de que mi cerebro pudiera detenerla.

Damon se detuvo consternado, el vaso de café tembló en su mano. La tapa se abrió un poco y una gota de café caliente cayó al suelo.

—¿Qué? —pudo articular. Su asombro era total.

—Me iré de Texas. Para ot